La subasta del mobiliario de la última morada de Michael Jacksonconcluyó con ventas superiores a los 700.000 dólares (536.480 euros), entre ellas la de un cuadro de Adelsteen Norman que alcanzó un precio de 46.875 dólares (35.925 euros).
Según informó la casa de subastas Julien's Auctions, la obra del pintor noruego, llamada Fishing Village, fue el artículo que alcanzó el precio más elevado de la venta, seguido por otro cuadro de danés Carl Johan Neumann, que alcanzó los 40.625 dólares, y otro del francés Maurice Utrillo, vendido por 34.375 dólares.
Un piano victoriano de Gunther y Sohne alcanzó los 9.600 dólares, mientras que el armario de la habitación privada del "rey del pop", que contiene un espejo en el que escribió la frase "entrena para la perfección", se vendió por 18.750 dólares.
"El armario estaba dentro de su dormitorio privado, al que sólo tenía acceso él. Ni sus hijos ni los miembros de seguridad podían entrar. Era su escape, su lugar para estar tranquilo", comentó Martin Nolan, director ejecutivo de la empresa.
Una pizarra que contiene dos frases escritas por la hija del músico ("amo a papá" y "sonríe, es gratis") llegó a los 5000 dólares a pesar de contar con un valor estimado de entre 400 y 600 dólares.
En la subasta estaba disponible el mobiliario casi al completo de la casa alquilada donde Jackson pasó sus últimos meses de vida.
La venta llevaba por título "One Hundred North Carolwood Drive", la dirección de la vivienda, una mansión de más de 1580 metros cuadrados, ocho habitaciones, once baños y una enorme piscina.
Hace unas semanas Julien's Auctions decidió retirar de la subasta el cabecero de la cama donde pasó sus últimas horas de vida el cantante, a petición de su familia.
Jackson falleció en el hospital UCLA de Los Ángeles el 25 de junio de 2009, si bien los servicios de urgencias que lo atendieron lo dieron por muerto ya en su propio domicilio y fue su médico, Conrad Murray,declarado culpable de su muerte, quien insistió en que fuera trasladado al centro médico.
El cantante, de 50 años, fue víctima de una intoxicación aguda de sedantes, en especial de un anestésico llamado propofol, que le administraba habitualmente Murray para ayudarle a combatir el insomnio.
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