No sé si lo sabéis, pero Michael Jackson, que en paz descanse el Rey, era un gran amante de los videojuegos. Adoraba las máquinas recreativas de Sega y prueba de ello era el inmenso salón que tenía montado en Neverland con las mejores máquinas firmadas por la empresa japonesa, una pasión que venía desde muchos años atrás.
Uno de los momentos más mágicos de la relación Sega – Jackson llegó en el año 1989, cuando tuvieron una estrecha colaboración a la hora de crear Moonwalker, el que sería el software basado en su recientemente estrenada película en cines. Sega contó en todo momento con la supervisión del Rey del Pop para poder ejecutarlo a los gustos de Michael en su versión recreativa, y prueba de ello es el raro concepto jugable del producto al final. Moonwalker contó, finalmente, con tres versiones: una para Mega Drive y Master System, otra para arcades y una firmada por USGold en micro-ordenadores que por cantidades de surrealismo merece ser tratada en otra ocasión en solitario.
La versión de arcade presentaba una vista isométrica con tintes de acción tanto cuerpo a cuerpo como a distancia. Debíamos completar una serie de mapas rescatando a niños que estaban escondidos a lo largo del camino. Vale la pena decir que sin los nenes no podíamos acabar el nivel, pero ellos nos ayudaban a cambio dándonos vida o movimientos especiales que eran un auténtico espectáculo: Michael bailaba un tema mientras en los enemigos que veíamos en pantalla contemplaban el espectáculo para morir una vez acabados los pasos de baile... grandioso. Salvando las distancias, yo lo compararía con un rollo Mercs de Capcom e Ikari Warriors 3 de SNK con el peculiar toque de Jackson. Podíamos jugar tres jugadores simultáneos y todos controlaban a Michael vestido con el traje de gangster de Smooth Criminal pero en tres colores distintos: blanco, rojo y negro. Momento mágico: al tocar al mono Bubbles, Michael se convierte en un robot que lanza rayos. Gloriosos ochentas.
En consola era sumamente distinto. Dejaba la acción isométrica a un lado y se convertía en un plataformas de exploración en el que Michael debía buscar a todas las niñas escondidas en cada escenario. Las nenas podían estar detrás de puertas, ventanas, arbustos, capós, cuevas, tumbas (¿?) o cualquier lugar en el que puedas esconder a una chiquilla de pequeño tamaño. Una vez encontradas todas aparecía Bubbles y nos guiaba con su dedo al lugar en el que debíamos luchar contra el boss, que no era más que una horda de enemigos establecidos del nivel en el que nos encontrásemos capitaneados por Mr.Big (Joe Pesci). Una vez acabado, pasábamos de nivel. Evidentemente, uno de los mejores apartados del juego radicaba en su estupenda banda sonora, firmada, claro, por algunos temas extraídos de Bad o Thriller. A mucha gente disgustó ver una pantalla ambientada en un cementerio con el tema Another Part of Me y no con Thriller, pero por lo demás poco que añadir al ambiente sonoro: Smooth Criminal, Beat It, Billie Jean y Bad encumbraron una banda sonora de auténtico lujo. Ya saben: Genesis does..
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