Es difícil controlar los pies por mucho que lo intentes y permanecer sentado durante las casi dos horas que dura el espectáculo (descanso incluido). La responsable de este frenético movimiento (más en la segunda parte que en la primera) es la música de Michael Jackson, a quien el Circo del Sol dedica su último espectáculo «The Inmortal Tour», que acaba de aterrizar en España, en el Palacio de los Deportes de Madrid, donde se podrá ver hasta el domingo. (A Barcelona llegará el próximo mes de abril).
«Michael Jackson. The Immortal Tour» es un homenaje musical y acrobático al rey del pop, fallecido hace tres años y medio, para el que no se han escatimado medios (se han necesitado 16 tráilers para trasladar todo el equipo). Medio centenar de artistas, entre bailarines, acróbatas y músicos despliegan el universo, lleno de iconos -su famosoguante blanco y sus mocasines negros a escala superlativa...- del cantante norteamericano que ha dejado una huella imborrable en la historia de la música y una herencia de millones de fans en todo el mundo (algunos de ellos presentes durante el estreno en Madrid el pasado miércoles).
Mientras suena la música, y se van encadenando una tras otras las canciones más populares de Jackson (hasta treinta), con la puerta deNeverland (la mansión del cantante) al fondo del escenario, siete pantallas de grandes dimensiones proyectan vídeos e imágenes del ídolo. Desde su más tierna infancia, cuando era miembro de los Jackson Five-y no había comenzado su proceso de transformación-, hasta los éxitos que marcaron su salto definitivo a la inmortalidad, como su vídeoclipThriller que acaba de cumplir 30 años
Junto a ellos se han incluido fragmentos de grabaciones inéditas del propio Jackson o la incorporación de la voz de la modelo Naomi Campbell en alguna de las mezclas de los temas del cantante, de las que han sido responsables el diseñador musical Kevin Antunes y el director musical Greg Phillinganes, que colaboró con Jackson durante 25 años. Ambos han realizado nuevas remezclas de los temas de siempre para que suenen más frescos pero sin perder la esencia del mito. También participa en la parte musical, Jonathan «Sugarfoot» Moffet, que tocó la batería junto al rey del pop durante tres décadas.
Baile y acrobacias
Para las coreografías se ha recurrido a otro viejo colaborador del cantante, Travis Payne, que combina los números orginales e inolvidables -como «Thriller» o «Billie Jean»- con otros de nueva creación. El claqué, el hip-hop, el break-dance y, por supuesto, el legendario «moonwalk» construyen un espectáculo donde el ritmo no decae, enriquecido visualmente por los números acrobáticos, fascinantes, apoyados por un vistoso vestuario (más de 250 trajes) donde se ha buscado recordar el «estilo Jackson», sin renunciar a los juegos de luces y colores propios del Circo del Sol.
Tras la primera parte, que cerró «Thriller», y el intermedio, amenizado por algunos bailarines a los que se sumaron espontáneos, llegaron temas como «Beat it», «I’ll be there», de su etapa con los Jackson Five y que levantó una de las mayores ovaciones de la noche; «Can you feel it», momento en el que el público, que casi llenaba las 17.000 plazas del Palacio de los Deportes, se puso en pie para bailar; «Billie Jean», con unos efectos espectaculares; para concluir el espectáculo con «Black or White», un canto a la multiculturalidad, de la que el Circo del Sol es un gran abanderado. En la coreografía no faltó un guiño a España con la inclusión de un bailarín vestido de torero. Las mayores ovaciones fueron para otro bailarín, que con solo una pierna y dos muletas, asombró al público por su lección de baile y de superación
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