El detective que dirigió la investigación tras la muerte de Michael Jackson recordó este miércoles en una corte en Los Ángeles los pasos que lo llevaron a sospechar del médico del cantante, Conrad Murray, en el juicio de la familia Jackson contra una promotora de conciertos.
En su tercer día de testimonio, el detective Orlando Martínez de la Policía de Los Ángeles (LAPD) dijo que él y su equipo no pudieron interrogar a Murray -actualmente en prisión por el homicidio involuntario de la estrella- hasta dos días después de la muerte de Jackson, el 25 de junio de 2009.
El oficial señaló que vio a la madre del cantante, Katherine, a su hermana LaToya junto a su manager Frank Dileo, así como a sus hijos Prince, Paris y Blanket en el hospital, cuando el "rey del pop" fue llevado a los servicios de emergencia. Pero entre ellos no estaba Murray, quien era el médico personal del artista.
Cuando el abogado Marvin Putnam, que defiende a la promotora de conciertos AEG Live en la demanda civil entablada por la familia Jackson, preguntó a Martínez si el hecho de no haber hallado a Murray inmediatamente lo convirtió en un sospechoso, el detective respondió afirmativamente.
"Si hubiera sido una emergencia médica o una muerte natural, ¿por qué (Murray) no querría hablar con nosotros, por qué abandonaría el hospital, por qué dejaría su coche en la casa de los Jackson?", respondió el agente.
Martínez pudo interrogar a Murray dos días después, el 27 de junio.
"¿Todas estas cosas (...) le llevaron a considerar una investigación criminal?", preguntó Putnam, el abogado de AEG Live.
"Sí", respondió Martínez, al señalar que fue entonces cuando pidió una orden de allanamiento, que le permitió hallar en el bolso médico de Murray el potente anestesiante Propofol, causante de la muerte de la estrella.
A continuación, el testigo recordó el llamativo desorden en las habitaciones y baños del piso superior de la mansión de Jackson en Holmby Hills y dijo que consideró entonces que la habitación principal, en la que murió Jackson y que contrastaba con el resto, lucía como si alguien la acabara de ordenar.
Conrad Murray fue condenado a cuatro años de prisión en 2011, por inocular a Jackson una dosis fatal de Propofol con la intención de aliviar su insomnio.
En este nuevo caso por la muerte del cantante, la familia Jackson pide una compensación de al menos 1.500 millones de dólares a AEG Live, la promotora que organizaba 50 conciertos en Londres para los que ensayaba Jackson al momento de su muerte, el 25 de junio de 2009, por una sobredosis de Propofol.
La madre de la estrella, Katherine Jackson, acusa a AEG Live de actuar con negligencia al contratar a Murray y de exigir demasiado del artista.
De su lado, AEG intentará demostrar que la contratación de Murray fue decidida por Jackson y que el cantante fue responsable de su propia muerte debido a sus adicciones.
1 comentarios:
Si AEG sabía de la farmacodependencia profunda de Michael y de su estado de salud deplorable ¿porqué lo embarcó a "This it it"?. Si hubiesen sido éticos, no embarcan al enfermo. Lo que pasa es que precisamente se aprovecharon de su mal estado con afán de explotarlo. Con lo que no contaron es conque Michael era mortal, por tanto nunca midieron el desenlace fatal de lo que sería su gran negociazo. Como decimos por aquí, "os salió la venada careta".
Me encanta el buen olfato del detective Martínez, que si no hubiese sido por eso, Murray andaría chingoléandose, felizmente impune.
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