Por:
Amaury Pérez Vidal
Quince Grammys, veintiséis American
Music Awards, más de 400 millones de copias de sus discos vendidas
alrededor del mundo. Dos veces incluido en el Rock and Roll Hall of Fame
(con The Jackson Five y solo). Como solista, trece álbumes de estudio
(hasta ahora dos póstumos), múltiples compilaciones y cinco películas,
donde se destacan su participación en “The Wiz” y “Captain EO”, son
apenas una pequeña muestra de su éxito y legado.
Hablo, como lo indica el título del artículo, de Michael Joseph Jackson (Gary, Indiana, 1958 – Los Ángeles, California, 2009) cantante, bailarín, coreógrafo, compositor, productor y filántropo.
M.J fue un genio. Desde la niñez, con sus hermanos en el quinteto The
Jackson Five, creó una manera de bailar, de cantar, y después de hacer
videos clips, de presentar shows en vivo, de sonar como nadie en
fonogramas y conciertos, de imponer modas y hasta moldeó una forma, es
cierto que extraña y a veces incomprensible, de vivir. Como buen
empresario que también fue se anticipó a la muerte dejando también como
patrimonio varias decenas de canciones grabadas como demos pero nunca
publicadas como si presintiera que, de alguna manera, uno nunca se muere
del todo. Sony Music Entertainment acaba de pagar a sus herederos 250
millones de dólares por los derechos de editar en discos esos temas (no
pasan de setenta) a partir de 2009 y hasta 2017.
Comentaré brevemente su más reciente disco póstumo llamado “Xscape” de 2014.
“Xscape”
contiene apenas ocho canciones ¡pero que ocho canciones! escogidas y
“reinventadas” por el productor y Presidente de Epic Records, su sello
discográfico desde su debut como solista, Antonio “LA” Reid y su
coproductor Timbaland para ajustar el sonido sobre los demos que Michael
dejó pre hechos.
El resultado, demás está decirlo, es
espectacular porque ahí están las ideas de M.J, su manera de concebir
los arreglos solo que vestidos definitivamente para ser expuestos al
público de hoy. No hay traición, ni trucos de estudio, ni trampas que
por otra parte la familia Jackson, y sus representantes en el disco,
John Branca y John McClain, jamás hubieran permitido. En la edición de
lujo están los demos originales; cualquiera puede comparar el antes y el
después y comprobar lo que afirmo. El álbum pues es fascinante, con ese
toque ochentero que tan lejano se me hacía ya, y que regresa con la
tersura de la piel en los jóvenes. M.J tuvo una vida infeliz, pero su
música nos trajo, y nos trae a todos aún, una dicha imperecedera.
Para hablar de la existencia terrenal de M.J ( y en toda su
discografía se revela) no basta un artículo, pero voy a transgredir mis
propias normas para traducirles un fragmento de una de las entrevistas
publicadas en su biografía “Michael Jackson: The Magic, the Madness, the
Whole Story (Michael Jackson: La magia, la locura, la historia
completa) escrito por su amigo J. Randy Taraborrelli (no sé si está
traducida al español) donde Michael revela sus angustias y le responde
alterado una pregunta que el periodista le lanza en 1995:
“Amigo ¿Por qué no le dices a la gente
que soy un extraterrestre de Marte? Diles que me alimento de gallinas
vivas y que a medianoche hago una danza vudú. Van a creer cualquier cosa
que tú les digas porque claro eres periodista. Pero si yo, Michael
Jackson dijera: ‘Soy un marciano, como gallinas vivas y hago una danza
vudú todas las noches”, la gente dirá ¡Oh vaya, ese Michael Jackson está
completamente loco, no puedes creer una maldita palabra que salga de su
boca.”
Pobre Michael y benditos nosotros que nos alimentamos musicalmente de
él sin percatarnos, o juzgando, sus desdichas existenciales. El éxito
también acarrea sus inconvenientes ¿o no?
fuente : http://www.cubadebate.cu
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