P. G. DEL BURGO VALENCIA
Miedo, alucinaciones o falta de sueño son algunas de las secuelas y desórdenes de estrés post traumático que sufren entre un 15% y un 27% de los pacientes sometidos a sedación que salen de las unidades de cuidados críticos de los hospitales, según afirmó ayer el jefe de servicio de Anestesiología y Reanimación del hospital Clínico de Valencia, Francisco Javier Belda, en las III Jornadas de Medicina Intensiva que se celebran en la Unidad Internacional Menéndez Pelayo de Valencia.
Miedo, alucinaciones o falta de sueño son algunas de las secuelas y desórdenes de estrés post traumático que sufren entre un 15% y un 27% de los pacientes sometidos a sedación que salen de las unidades de cuidados críticos de los hospitales, según afirmó ayer el jefe de servicio de Anestesiología y Reanimación del hospital Clínico de Valencia, Francisco Javier Belda, en las III Jornadas de Medicina Intensiva que se celebran en la Unidad Internacional Menéndez Pelayo de Valencia.
El especialista indicó que los compuestos anestésicos que se inyectan por vía intravenosa, que son los que se utilizan habitualmente, parece que tienen "graves efectos secundarios" y como alternativa propuso ayer el uso de gases anestésicos inhalatorios.
Uno de los agentes frecuentemente utilizados en la sedación inyectada -la más común- es el propofol, que está directamente asociado con el fallecimiento de Michael Jackson. Antes de la muerte del cantante, este compuesto ya se había vinculado con la muerte de diez personas, cinco de ellas niños.
Algunos de los efectos secundarios descritos para el propofol cuando se utiliza a largo plazo para sedar al paciente hospitalizados en las unidades de cuidados críticos son el fallo renal y el miocárdico.
Otro de los expertos que participa en las jornadas, Carlos Chamorro, del Servicio de Medicina Intensiva del hospital Puerta de Hierro de Madrid, observó que "paradójicamente, el uso de fármacos que tienen que asegurar el confort del paciente puede provocar efectos secundarios tóxicos, así como un aumento de la morbilidad y mortalidad.
Para evitar estos efectos adversos, los anestesistas son partidarios de buscar opciones alternativas como los anestésicos inhalatorios que se aproximan al sedante ideal. El doctor Belda apuntó que su uso no se ha generalizado por cuestiones técnicas como la dificultad para instalar ventiladores y la preocupación por la contaminación ambiental y por la poca familiaridad del personal de las unidades de críticos para manejar estos anestésicos volátiles.
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