por Daniela Lagos (La Tercera)
"Fui a uno de sus conciertos y no podía ver nada (...), entonces me fui. Michael escuchó que me había ido y me llamó al día siguiente, casi llorando". Así recordó Liz Taylor, en una entrevista de 2006, el día en que conoció a Michael Jackson.
Esa llamada ocurrió en la segunda mitad de los 80, duró más de tres horas y marcó el inicio de una de las amistades de mayor perfil en Hollywood y que incluyó rumores de matrimonio, en 1999. Una década antes había sido Taylor quien había bautizado a Jackson como el "rey del pop": lo dijo en una ceremonia, al entregarle un premio. El, por su parte, le escribió la canción Elizabeth, I love you, para su cumpleaños número 65.
"Nuestras infancias son muy similares y eso lo tuvimos en común desde el principio. Era una niña-estrella, tuve un padre abusivo, y eso nos acercó más", dijo Taylor a Oprah Winfrey, hablando de la base de su amistad, que cultivaban con constantes llamados y visitas. Jackson incluso le prestó el rancho Neverland para que celebrara su último matrimonio, en 1991.
Años después, Taylor fue una de las pocas celebridades que no dejó de defenderlo cuando aparecieron las acusaciones de abuso de menores. "Nunca he estado más enojada en mi vida", le dijo la diva a Larry King al comentar estos cargos, y también aseguró que la prensa era culpable de haber empezado los rumores.
Pero fue la sorpresiva muerte del hombre de Thriller, el 25 de junio de 2009, la que puso en evidencia lo cercanos que eran: Taylor terminó en el hospital, descompensada. Un día después entregó su primera reacción: "Amaba a Michael con toda mi alma y no me puedo imaginar la vida sin él. Estaba empacando mi ropa para ir a su primer show en Londres (los conciertos que marcarían el regreso del cantante) cuando escuché la noticia. Todavía no lo puedo creer, no lo quiero creer. Va a estar en mi corazón siempre, pero no es suficiente. Mi vida está tan vacía. No creo que nadie supiera cuánto nos amábamos mutuamente", apuntó
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