ANNA GRAU / NUEVA YORK
Ya ha empezado, no todavía el juicio, pero sí el circo judicial que tiene que determinar si el doctor Conrad Murray es culpable del homicidio involuntario de su famoso cliente, Michael Jackson. Este jueves dio comienzo en Los Ángeles la vista para seleccionar a los miembros del jurado. Hay más de 350 candidatos para la selección y todos ellos deberán contestar un extenso cuestionario de casi 30 preguntas donde se inquiere si creen que un médico es responsable de los efectos de las adicciones de su paciente, o qué opinan del papel de los medios de comunicación en casos así.
No lo tiene fácil la defensa, aunque Murray insiste en declararse inocente. Admite haberle administrado una dosis de anestésico a Jackson durante la larga noche de insomnio que precedió a su muerte, pero niega que fuera esto lo que le matara. Su versión es que el mismo cantante se inyectó una dosis extra aprovechando que Murray había salido un momento de la habitación. Pueden haber quedado huellas dactilares del cantante en la jeringuilla, y a eso se aferrarían los abogados del médico.
Nadie duda a día de hoy que a Murray la muerte de Jackson le importó un bledo. Hay testimonios que le describen perdiendo un tiempo precioso antes de llamar al hospital porque la prioridad era retirar las evidencias de irregularidades médicas. Aunque no puede borrar el hecho de haberle realizado al cantante una reanimación cardiorrespiratoria sorprendentemente deficiente ante testigos. O, incluso si su versión es cierta, haber dejado el enormemente dañino propofol al alcance de un notorio adicto mientras se iba al baño.
Por todo ello es muy difícil que Murray salga del juicio con su reputación o incluso su licencia médica intacta. Pero por lo que él lucha es por no ser declarado culpable de homicidio. Se juega cuatro años de cárcel. Entonces el plan es tratar de volcar toda la responsabilidad legal de lo ocurrido sobre el mismo Jackson, desentendiéndose de la fragilidad de su paciente, como si él no tuviera ninguna obligación de conocerla o de tenerla en cuenta. Como si él fuera una farmacia o un dispensador automático de medicamentos, no un médico que además cobraba una fortuna por atender personalizadamente al cantante.
Otra vía de ataque para los abogados de Murray es tratar de demostrar que el juicio es en la práctica imposible, que no hay manera de encontrar jurados que no tengan sólidas ideas previas sobre el caso. Esta estrategia puede ser más exitosa que otras. En principio la defensa de Murray pedía un juicio rápido y les contrarió bastante que el juez retrasara el inicio formal de la vista hasta mayo. Aceptaron cuando se acordó dar inicio este jueves al proceso de selección de los miembros del jurado, que ha levantado una enorme y morbosa expectación.
0 comentarios:
Publicar un comentario