CAPÍTULO CINCO
Encontrando Neverland
En una transacción
de este tamaño, es importante realizar un inventario de todo lo que hay en la
casa y en la propiedad que esté incluido en la compra, hasta las cosas más
pequeñas, como cubiertos y vajilla.
Michael y yo realizamos la mayor parte del trabajo
de inventario por nuestra cuenta. Bill Bray se quedó con nosotros parte de la
semana, pero pasaba mucho tiempo en Los Olivos, en Santa Bárbara. La paz y la
tranquilidad no le sientan bien a todo el mundo. Volvió a la ciudad tan pronto
como inspeccionó la propiedad y nos dejó con nuestro trabajo.
Bill nos había dado una lista de inventario para
cada una de las habitaciones y Michael y yo nos pasamos horas y horas
revisándola y viendo las cosas que estaban incluidas. Había muchas antigüedades
bonitas y caras en la casa que habían sido importadas de todas partes del
mundo. La repisa de la chimenea en la habitación principal había sido traída
desde Roma, Italia. Tenía también la tarea de completar las listas con lo que
iba a ser incluido en la venta y lo que iba a ser excluido.
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Mientras trabajaba a fondo haciendo toda esta
tarea, Michael insistía en jugar conmigo. Michael preguntaba, “¿Recuerdas cómo
se juega a la pata coja?”
Yo negaba con la cabeza, “No, no recuerdo cómo!”
“¿Qué te parece jugar al escondite?” Me pedía
Michael, riendo.
“Sí, a ese juego siempre le he ganado a mis
hermanos y hermanas. Pero déjame esconderme primero y te apuesto a que no serás
capaz de encontrarme,” le decía.
Michael saltaba riendo y diciendo, “Este será el
día!”
“Dame cinco minutos para esconderme mientras te das
la vuelta, con los ojos tapados, y después tratas de encontrarme!”, le decía
mientras reía.
Michael aceptó mi reto con un montón de bravatas, y
me aseguré de que tenía bien tapados sus ojos con un pañuelo negro. Entonces
exclamé, ¡El tiempo comienza ahora!”, entonces corrí tanto como mis piernas me
permitieron hacia el espeso bosque del Parque Nacional de los Padres.
Rápidamente me escondí detrás de un enorme canto rodado esperando que Michael
no pudiera encontrarme siguiendo mis huellas dejadas en el camino. Pasados
veinte minutos, empecé a volver al lugar donde lo había visto por última vez.
No, él no estaba por ninguna parte y empecé a sentir pánico porque podía
haberse perdido dentro del bosque.
De repente, cuando empecé a llamarle, saltó
súbitamente desde la nada como una gacela y me dio una palmada en la espalda.
Me dejó temblando! Grité de alegría por habernos encontrado finalmente los dos.
Por supuesto, él ganó el juego del escondite. A pesar de que yo era mayor que
él tres décadas, él sacó de mi interior a la niña que llevaba dentro gracias a
esos juegos.
Michael decidió probar sus habilidades para hacer
equilibrio y escalar vallas y pasear sobre ellas, como si estuviera
balanceándose sobre una viga. Yo seguía recordándole que no había ayuda médica
alrededor y que iba a comenzar una gira mundial en unos pocos días. Él no tenía
miedo y cuanto más protestaba yo, más cosas hacía.
Era muy interesante ayudarle a ponerse al corriente
sobre todo lo referente al rancho y conocer cada roca, cada riachuelo, cada
manantial y cada cascada. Había un puente donde nos sentábamos, réplica del
Puente de Londres, que a Michael le gustaba mucho. Había un jardín alrededor de
la casa con plantas de cada una de las cuatro estaciones, de tal modo que
siempre había plantas en flor en los jardines, lo que entusiasmaba a Michael
porque él adoraba las flores.
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Cuando nos quedamos en el rancho la primera noche
le pregunté, “Michael, ¿por qué te gustan tanto los animales?”
Michael contestó, “Porque ellos pueden sanar y son
criaturas de Dios. Aparecen en la Biblia. Puedo recitarte el salmo 148 que
dice, que los animales salvajes y las pequeñas criaturas y las aves, alaben al
Señor. “Nosotros debemos alabar al Señor igual que lo hacen los animales.”
“Eso es maravilloso, Michael,” le dije.
“Siempre hay una Biblia en mis habitaciones de
hotel cuando viaje alrededor del mundo,” Michael continuó. “A veces me siento
terriblemente solo. Bill Bray se veía obligado a encerrarme en mi habitación
por seguridad y no me dejaba salir de la habitación, o salir a la calle solo.
Yo quería hacer esto en muchas ocasiones. Él no me dejaba. Yo sentía que debía
obedecerle porque le veía como a un padre. Él cuida de mí y estoy acostumbrado
a dejar en sus manos ciertas decisiones acerca de mi seguridad.”
“Oh, bien, Creo que es maravilloso que él trate de
protegerte tanto. Y está verdaderamente interesado en tu seguridad, por no
mencionar el hecho de que alguien podría secuéstrate para pedir un rescate, “
respondí.
“Sí, lo sé, Gloria, por eso no dejo mi habitación.
Trato de no hacer cosas demasiado locas como saltar afuera por una ventana,
aunque a veces lo haga. Entonces tengo que volver a subir por la ventana
también.
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El segundo día que amanecimos en el rancho, era
como si Michael hubiera despertado en Las Vegas. Empezó a hablar sobre el
emplazamiento del tiovivo y la noria. Y los caballos, quería que hubieran
caballos para que los niños pudieran cabalgar. Habría un tren especial al
estilo de Disneylandia para recorrer el rancho, porque algunos de los niños no
podrían caminar o correr. Los niños, ciertamente, no podrían recorrer a pie la
totalidad del rancho, porque hay mucho que caminar a lo largo de 2.700 acres de
terreno.
Michael estaba situando todas estas lujosas
atracciones en voz alta, buscando mi aprobación. Entonces, de repente, me
preguntó. “¿Qué perfume llevas puesto?”
Le dije, “Estoy usando White Diamonds de Elizabeth
Taylor.”
Él replicó, “Oh, vaya, pues no te imaginas como me
gusta olerlo. Es el perfume de Elizabeth Taylor.”
Empezamos a hablar de Elizabeth Taylor, de quien
parecía estar enamorado. Cada vez que mencionaba yo su nombre, a él se le caía
la baba y empezaba a cantar canciones de amor. Michael estaba tan loco por
ella, que decía que era su mujer ideal.
Le dije, “Hay una gran diferencia de edad entre
Elizabeth Taylor y tú. Sé que vais juntos al hipódromo, y parecéis disfrutar
con las mismas cosas. Os he visto juntos en el hipódromo en varias ocasiones.”
“Sí, a los dos nos gustan los caballos y los
animales, y nos gusta ir al Paddock a ver los caballos de cerca. Nos gusta
Hollywood Park.”
Sucede que Elizabeth era miembro del exclusivo Turf
Club en Hollywood Park, un lugar con una glamurosa historia y muchas conexiones
con Hollywood, desde su fundación en los años 30. Una vez los vi a Michael y a
Elizabeth en el Turf Club cuando asistía a un evento para recaudar fondos.
Elizabeth y yo nos conocemos desde los años 50, cuando yo era una joven actriz
y ambas compartíamos el mismo agente, Kurt Frings. Michael, Elizabeth y yo
teníamos algo en común. Los tres hemos trabajado en escena, en películas y en
televisión desde que éramos niños.
El papel más querido de Elizabeth fue National
Velvet, cuando era niña. Michael la apreciaba y estaban absolutamente
identificados el uno con el otro en cuanto al “Deporte de Reyes”.
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Durante nuestra estancia en el rancho, Michael
estaba desbordado de ideas, como un volcán en erupción, lleno de energía, con
sueños y planes acerca de lo que pensaba hacer en aquel lugar. Él hablaba de
cómo iba a convertirlo en un refugio para los niños necesitados, para sus
amados animales y para sí mismo.
Michael pensaba construir jaulas especiales para
los animales y contratar personal especializado para protegerles. Era
importante que los animales fueran tratados adecuadamente.
“Michael”, dije, “Caramba, esto va a costarte un
montón de dinero, alimentar a todos esos animales y construir tu propio parque
de atracciones.” (Bajo la propiedad de Bill Bone, el coste del mantenimiento
anual del rancho era de un millón de dólares.)
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El tercer día Michael y yo estábamos caminando por
el rancho cuando él decidió abrazarse a un árbol y saltar por entre las plantas
y vallas de los alrededores. Era realmente maravilloso, podría haber sido un
acróbata. Estaba lleno de energía, siempre cantando y bailando.
Mientras bailaba a mi alrededor, me pidió que
cerrara los ojos, y así lo hice. “Ahora”, dijo, “intenta imaginarte el más
maravilloso circo al que hayas asistido y el más hermoso zoológico y parque de
atracciones. Trata de dibujarlo y descríbemelo. Dime que debería hacer y cómo
debo empezar todo esto.”
Dije, “Michael, no tengo la misma imaginación que
tú tienes. Tendría que sentarme y dibujar algo y tratar de componer algo así
como un puzzle. No soy tan ágil como tú. Estoy más preocupada por los retos
financieros que se van a presentar. Estoy pensando más en la parte práctica que
implica llevar por ti mismo este lugar tan enorme y todos los gastos que
conlleva, cada jaula y cada cosa que quieres hacer cuesta un montón de dinero.”
Michael contestó, “Gloria por favor, no pienses en
el dinero. El Señor proveerá. Sé que el Señor proveerá. Tienes que creer que el
Señor nos traerá todo lo que necesitemos. Y no es una locura pensar en tener
animales para ayudar a sanar, y tampoco es una locura crear una reserva para
los animales y un hermoso paraíso para los niños que estén sanos y para los que
estén enfermos y que, de otro modo, no podrían tener nunca la oportunidad de
estar en este rancho. Realmente quiero hacer esto, Gloria. Pero recuerda que es
un secreto entre los dos.”
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Durante la semana que pasamos inspeccionando el
rancho, hablamos de la vida familiar de los Jackson en Gary, Indiana. Michael
decía que todavía recordaba la pequeña casa en la que vivía su familia, y el
incómodo y pequeño Wolkswagen en el que tenían que viajar todos. Él recordaba
muchos momentos difíciles de su infancia. Michael decía, “Esa es la razón por
la que me he fijado tan altos valores y metas para mí mismo, con la intención
de llegar a la gente con fe y valor. Por eso quiero bailar, cantar y escribir.”
Él sentía orgullo de su pasado con los Jackson five y tenía grandes planes para
el futuro. “Me siento completo, Gloria, como nunca antes, porque he alcanzado
algunas de las metas de mi familia,” me susurraba Michael.
Yo estaba sorprendida de que él estuviera hablando
conmigo de cosas tan íntimas porque, normalmente, los hombres no dicen lo que
piensan, y Michael estaba abriéndome su alma y su corazón sobre sus
sentimientos más íntimos.
Michael y yo hablamos acerca de la quemadura que
sufrió cuando hizo el anuncio para Pepsi. Como siempre usaba sombrero en el
rancho, o en la carretera, cuando íbamos al rancho, le pregunté, “Michael, ¿por
qué usas siempre sombrero? Parece que no te lo quitas nunca. Me han dicho que
la gente se queda calva si usan sombrero todo el tiempo, su pelo se cae. Me han
dicho que no lo use.” Michael se rió y respondió, “Quiero que veas que mi pelo
ha vuelto a crecer, y no tengo cicatrices de la quemadura. Estoy bien.” Se
quitó el sombrero y se inclinó hacia mí. “Sucedió hace alrededor de un año y
medio, ahora me encuentro bien. No pasa nada malo y estoy contento.”
Miré su cabeza y examiné su cuero cabelludo. Estaba
curado.
“Puedes tocarme,” dijo Michael, “Puedes tocar el
cuero cabelludo. Puedes ver por ti misma que estoy curado, le doy gracias a
Dios por que las cosas han vuelto a ser como antes,” continuó. “Soy muy
afortunado, no tengo cicatrices de ese horrible accidente.”
Le froté el cuero cabelludo, la cabeza y los
hombros, dándole un ligero masaje, y Michael, riendo, cantaba el anuncio de
Pepsi.
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Michael usaba normalmente vaqueros negros, kakis y,
a veces, clásicos, o pantalones negros con camisas rojas o blancas. Iba siempre
impecable, muy limpio y muy elegante. Empezó a maquillarse un poco más a partir
del momento en que el color de su piel comenzó a cambiar. Michael realmente
padecía vitíligo, y mostraba manchas a causa del mismo en algunas ocasiones.
Dijo que iba a ponerse en tratamiento porque no le gustaba. Entonces comparó el
color de su piel con el mío.
Michael también comparó su nariz con la mía. De
repente me preguntó, “¿Quién te hizo la nariz?”
“Nadie, nací así.” Repliqué.
Michael dijo, “¿Te importaría venir conmigo cuando
me arreglen la nariz?”
Le repliqué, “Me encantaría ser tu modelo, sin
embargo creo que tienes una bonita nariz que va perfectamente con tu cara.”
Michael contestó, “Todavía veo mi nariz más ancha
de lo que quiero!” Sin embargo, Michael nunca me llamó para fijar una cita con
su doctor.
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En las noches que pasamos en el rancho, dormí en la
más hermosa habitación con vistas al lago, la habitación que pertenecía a la
hija de Bill Bone. Estaba emocionada por vivir brevemente en este mundo de
cuento de hadas que pronto pertenecería a Michael.
Una de las cosas de las que hablamos fue del hecho
de que debería haber una iglesia en la ciudad si él quería asistir a ella, pero
el hecho es que no había templo de los Testigos de Jehová allí. Le dije, “De
todos modos, tu les habías dejado, ¿no?”
“Sí,” dijo, “porque estaba bailando demasiado sexy
para ellos. Se quejaban de que mi baile es muy sexy, y ellos prohíben los
movimientos sensuales. Me pidieron dejarles. Este es el modo en que me gano la
vida, bailando y cantando, y ellos me pidieron que dejara de hacerlo. Yo decidí
que no podía hacerlo. No puedo dejar de cantar y bailar. Y ciertamente, todo lo
que hago, lo estoy haciendo por mi madre. Tú sabes que quiero a mi madre. Ella
es la mujer más hermosa y maravillosa de mi vida.”
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Me sentía muy inspirada comenzando cada mañana
despertando con los pájaros y Michael Jackson cantando su música.
Tomaba el desayuno todos los días con Michael y
discutíamos sus planes sobre cómo viviría allí. Yo le expresaba mi preocupación
acerca de un hombre tan joven asumiendo semejante responsabilidad. Le dije a
Michael que mi propia familia había sido propietaria de varios ranchos en
Mexico; algunos de ellos abandonados hoy día, por el hecho de que nuestra
familia no quiere la responsabilidad de cuidar de los ranchos, incluso
habiéndolos heredado libres de cargas. Mi abuelo, Don Vicente Anaya Jr. Era un
próspero hacendado, y mi bisabuelo, el General Don Vicente Anaya, era
propietario de 200.000 acres de ranchos en Chihuahua, Mexico. Así que tengo
conocimiento de primera mano sobre el manejo y operatividad de grandes ranchos
y no deseaba que Michael se sobrecargara con la responsabilidad de tan enorme
rancho
Michael era muy particular con la ropa que usaba. Todo estaba hecho a
medida, los pantalones que llevaba le quedaban perfectos. Sabía cómo vestir para acentuar sus movimientos de baile usando
calcetines blancos con lentejuelas y zapatos negros. Para mi sorpresa, durante
nuestra estancia en el rancho, me ofreció sus consejos de experto en moda.
En ese momento, yo estaba usando camisas grandes y
sueltas y pantalones sueltos y grandes también. Él dijo, “Creo que podrías
parecer al menos dos tallas más pequeña si llevaras la ropa más a medida,
porque no estás gorda.”
Ya le había mencionado que quería estar más
delgada; le pregunté acerca de su dieta y qué debía hacer. Michael me sugirió,
“Bueno, en primer lugar, haz a medida tus pantalones y camisas. Estás
pareciendo dos tallas más grande de lo que eres, ¿Qué talla tienes?”
Dije, “Tengo la 12.”
“Bien, esas camisas sueltas y tus pantalones flojos
te hacen parecer de la talla 16,” dijo.
“¿Por qué no te los haces a medida o los compras en
una talla más pequeños?”
“Bueno, hago muchos viajes como agente
inmobiliaria, y, como ya sabes, estoy en el coche todo el día, entrando y
saliendo. Por eso llevo ropa tan suelta.”
También insistía en que cuidara mejor de mi piel.
Me hacía usar sombrero cuando paseábamos por el rancho para no quemarme con el
fuerte sol. (Él usaba sombrero, por supuesto). Michael también me sugirió usar
protector solar, lo que hice, y usar más crema hidratante.
Michael decía que usaba hidratante y maquillaje
para proteger su piel. Siempre estaba maquillado desde por la mañana cuando nos
encontrábamos en el desayuno y también se aplicaba delineador negro. Estaba muy
guapo con algo de color en las mejillas y en los labios. Me gustaba el hecho de
que usara maquillaje para mejorar su buen aspecto y proteger su piel. Los
hombres normalmente aparecen más envejecidos de lo que deberían para su edad
porque no hacen nada para proteger su piel. Michael decía que tan solo quería
estar preparado para actuar en el escenario y entretener al público.
A veces, cuando Michael usaba un pañuelo negro
cubriendo la mitad de su cara como un bandido, yo hacía lo mismo con un pañuelo
rojo. Bill Bray a menudo nos reñía por nuestro cómico comportamiento,
advirtiéndonos que el rancho era una compra muy seria. Nos recordaba que
dejáramos de actuar como niños.
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Michael y yo estábamos juntos mirándolo todo en el
rancho. No estaba realmente inquieto o preocupado por cómo iba a mantener o
hacer operativo el rancho, Michael no quería que me centrara en el dinero para
nada. Él quería que me centrara en la belleza de todo aquello, en lo que iba a
hacer con todo aquello. Decía que era el mayor reto de su vida. La mejor parte
de su vida iba a ser el tiempo que pasara cuidando de sus animales, de los
huéspedes que invitaría al rancho y de los niños que adoptaría. (Me dijo que no
planeaba casarse ni tener hijos propios.)
La semana entera que pasamos en el rancho pasó
demasiado rápida para mí. Saboreé cada momento y aprecié las ideas de Michael.
Le pregunté, “Michael, ¿por qué te gustan tanto los
niños?”
Él dijo, “Es difícil que consiga estar rodeado de
niños, Gloria. Cada vez que veo la cara de un niño, veo a Dios brillando en sus
ojos. Normalmente estoy rodeado de adultos y jóvenes que vienen a mis
conciertos. Vengo de una gran familia pero no sé si podré tener hijos propios.
Sólo quiero convertir esto en un paraíso para mí mismo y para los niños. Sólo
quiero compartir los placeres de la vida con ellos.”
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Esa tarde estábamos sentados a la orilla del lago,
frente a la casa, cuando Michael ofreció, “¿Quieres beber algo?”
Dije, “Sí, quizá beba algo. He visto una fuente
cerca de la casa de invitados. Iré a beber de allí.” Michael dijo, “Ok, o
también puedes coger una botella de agua de la nevera.” Llevaba la nevera
consigo. Siempre llevaba una nevera por el rancho, especialmente cuando íbamos
a caminar durante horas.
El viento de verano soplaba fuerte y cálido desde
el Parque Nacional de los Padres. Me apetecía saltar al lago pero no nado muy
bien, así que no me atrevía. Cuando se lo dije a Michael, me dijo, “Bueno, no
lo hagas si no sabes nadar. No sería capaz de rescatarte.”
Entonces decidimos darnos un chapuzón en la
piscina, y volvimos paseando hacia el espacio de recreo que rodeaba la casa,
junto a la piscina.
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Cuando estábamos en el rancho, también visitamos el
rancho de John y Bo Derek. Michael llegó a caballo y cabalgó por el prado con
ellos. Tenían una cuadra con caballos, y estuvieron trotando a caballo por los
alrededores con Michael. Yo estaba sorprendida de verle cabalgar a caballo como
un cowboy. Nunca imaginé que pudiera hacerlo.
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En el cuarto día de esta imponente aventura de
nuestra exploración por el rancho, Michael empezó a confiarme algunos de sus
sueños.
Michael tenía una jirafa y su cría en la casa de
Encino. Dijo que las traería a Neverland para que recortaran y podaran los
árboles que rodeaban la Mansión Tudor. Estaba impaciente por trasladar a sus
animales desde Encino, lejos de las demandas de los inspectores de Control
Animal de Los Ángeles.
Le conté mi reciente y desafortunada experiencia
con el oficial de Control Animal en Encino, quien trató de confiscar mi perrito
y llevárselo delante de mis propios ojos. Me metí en tal pelea con el agente
que fui arrestada, incluso encarcelada, y tuve que acabar pagando una fianza!
Michael reía y reía. Decía, “Caramba, estoy muy
orgulloso de que terminaras luchando por el arresto de tu perro contra el
Departamento de Regulación Animal. Me cuestan mucho pesar y dinero y no me
dejarán en paz. Siempre tenía unas cuantas citaciones en Encino, en las puertas
de la casa. Llamaban y llamaban al timbre pero no podían entrar. Incluso tenían
órdenes de arresto contra mí, pero no podían encontrarme porque estaba de
gira.”
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En nuestro quinto día en Neverland, Michael todavía
se estaba riendo de mi arresto. Mucha gente habría dicho que no se lo hubiera
contado porque podría haberme despedido como su agente. Después de todo, un
famoso probablemente no querría que le representara un agente que ha ido a la
cárcel a cuenta de un perro. Pero Michael pensaba que era la cosa más divertida
que había escuchado nunca, y yo apreciaba su maravilloso sentido del humor.
Siguió siendo fiel a mí, me dio un abrazo y me
confió, “Oh, eres la persona que necesito. Amas a los animales tanto como yo.”
En el quinto día, Michael me preguntó por otras
celebridades con las que había coincidido cuando trabajaba como actriz en la
Fox, MGM, Columbia, Warner Brothers y Universal Estudios.
Empezamos a hablar de famosos y actores y de sus
hábitos y habilidades. Michael y yo estábamos familiarizados con la industria
discográfica y cinematográfica, así que hablamos de famosos con bastante
talento y belleza, como Paula Abdul, Brooke Shields, Debbie Allen y Elizabeth
Taylor. Él quería conocer cada detalle de Elizabeth Taylor e indagó hasta
saberlo todo sobre ella en el tiempo en que estuve en MGM, cuando ella era una
estrella allí.
Elizabeth Taylor y yo nos conocimos cuando yo tenía
16 años, acabamos compartiendo el mismo agente. Desgraciadamente, Kurt Frings
me dejó, pero mantuvo a Elizabeth, a quien lanzó al estrellato. Lo que
sorprendía a él también era que Elizabeth y yo habíamos compartido el mismo
agente y que habíamos estado en MGM al mismo tiempo.
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La curiosidad de Michael era infinita, y tenía la
habilidad de hacerte una pregunta en menos de diez palabras para que tú le
contaras un libro entero de historias en respuesta. Por eso digo que es uno de
los hombres más inteligentes que he conocido en el mundo. Definitivamente no
era Wacko Jacko; Michael era un genio.
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Durante nuestra semana allí, Michael me dijo que se
había enamorado del rancho en su primera visita porque había flores en cada
habitación. Le dije a Michael que la razón de que hubiera flores en cada
habitación de la casa (incluidos algunos baños), fue que yo le había pedido a
Bill Bone que pusiera flores en cada habitación de la casa.
“Bravo!” replicó Michael. “¿De verdad hiciste eso?”
“Sí, lo hice, porque sé que adoras las flores.”
“Oh, dijo Michael, “Eres mi agente inmobiliaria
favorita. Realmente conseguiste asombrarme.”
“Sí, quería que fueras feliz mientras veías la
casa.” Dije.
De hecho, el dueño tuvo que gastar unos 250.000$ en
flores para la casa principal y la de invitados. El Sr. Bone pudo devolver
algunas de las flores del interior de la casa a la floristería; había hecho un
trato, sabiendo que lo que quería eran los mejores arreglos florales para
sorprender a Michael.
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Otro aspecto de la casa que encantaba a Michael era
que había pasadizos secretos. Había paredes que se movían con muchos lugares
donde esconderse y una habitación del pánico donde nadie podía encontrarte.
Bill Bone la construyó así por sus hijos. Esta era otra razón por la que era la
casa perfecta para Michael Jackson, porque él sabía dónde esconderse de la
gente. Jugando al escondite con Michael era imposible encontrarle en los
1.300m2 de casa. Michael aprendió rápidamente todos los pasadizos secretos y
sabía qué botones pulsar para que los muros se abrieran y cerraran. Aprendió
cada secreto y no necesitó muchas lecciones.
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Michael tomó por costumbre deslizarse diariamente
por la barandilla desde la segunda planta hasta la primera, a pesar de que su
dormitorio estaba en la primera planta a la derecha de la entrada principal.
Hay que subir y bajar algunos escalones para llegar al dormitorio principal,
los dos enormes armarios de esta suite tenían 8 metros de largo por 4.5m. de
ancho, lo que es el tamaño de un salón en muchos hogares. Había dos grandes
cuartos de baño. Para él y para ella. Pero Michael ocupó los dos armarios y los
dos baños.
Era su suite real, tan magnífica que la Princesa
Diana habría dormido felizmente allí. A través de las ventanas podías ver los pájaros
y las madreselvas con los colibríes picoteando la miel de las rosas. Era un
encantado y alejado paraíso.
Entrar en cada cuarto de baño era como entrar en tu
propio privado país de ensueño. Ambos baños, el de él y el de ella, tenían una
gran bañera con Jacuzzi en su interior, y una sauna con un spa incorporado. No
había necesidad de dejar la casa para conseguir cualquiera de esos servicios
que te pudieran proporcionar, además había una sala de masajes con mesas
especiales para masaje.
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Mientras continuábamos conduciendo alrededor del
rancho y hablando, Michael, básicamente planeaba la construcción de Neverland.
Pasamos momentos fabulosos convirtiendo sus sueños en realidad… Michael seguía
pidiéndome que subiera a los árboles con él. Yo sabía que me da demasiado miedo
subir a un árbol. Michael podía trepar por un árbol igual que un chimpancé,
balancearse arriba y abajo y bajar después tan rápido como fuera posible. Subir
y bajar por un árbol no es lo que mejor sé hacer, y no podría ni intentar
compararme con él. Michael no tenía miedo. A mí me daban miedo las alturas,
subir a un árbol me asustaba. No encuentro práctico hacerlo a menos que tengas
los pies firmes o seas un koala, y yo no soy ninguna de las dos cosas.
Mientras se aproximaba el final de nuestra visita;
estábamos en el sexto día en el rancho, examinando más de cien lugares
diferentes que interesaban a Michael. Como no era posible subir por las colinas
a pie, éramos conducidos por T. Hayer, quien conocía el rancho muy bien, y nos
lo había estado mostrando de parte de su patrón, Bill Bone.
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En el rancho, tuve la oportunidad de preguntarle a
Michael si había trabajado como cajero en el supermercado Gelson, de Encino,
donde solíamos encontrarnos. Riendo me contestó, “Bueno, les pedí trabajo en
broma por un par de días, cuando estaba haciendo The Wiz. Sin embargo, lo único
que quería era salir de la casa y no quedarme allí donde quiera que mi padre
estuviera, por eso corrí al super a pedir trabajo.”
Lo pregunté porque recordaba haber visto a Michael
en el supermercado Gelson con el vestuario de The Wiz. Estaba detrás de un
mostrador, cerca de un cajero pelirrojo, empaquetando comestibles para la
gente.
“¿Por qué estabas allí?” pregunté.
Michael rió, “Pensé quedarme a trabajar en Gelson,
pero tenía un trabajo mejor, haciendo The Wiz y grabando discos con Quincy
Jones. Si me hubiera quedado trabajando como cajero en Gelson, no estaríamos
aquí en el rancho!”
Michael fue poniéndose cada vez más pensativo,
después, tranquilamente, empezó a compartir algunos de los momentos de su
carrera conmigo.
“Los momentos de más éxito de mi carrera han sido
también los más solitarios. Estoy rodeado por miles de maravillosas y animadas
personas por todo el mundo, pero no existe ninguna persona especial para mí.
Algunas veces me siento extremadamente solo. Los conciertos son fantásticos
pero después, estoy siempre solo.” Eso es lo que Michael me dijo.
Había visto a Michael en concierto, y después de
haber presenciado esa magnífica actuación podía entender lo que me estaba
contando: que viajaba con una sensación de vacío.
Michael susurró, “Gloria, me siento como si
estuviera bailando en lo alto de un alambre en el circo más inmenso, sin una
red debajo. No hay nadie allí, no hay red, y yo tengo que dar lo mejor de mí
mismo y permanecer en lo alto de ese alambre para lograr más éxito de un país a
otro.”
Yo estaba asombrada de que él estuviera
descubriéndome tanta inseguridad directamente desde su corazón. Compasivamente,
eché mis brazos alrededor de Michael y le abracé y le abracé hasta que lanzó un
profundo suspiro.
Mientras charlábamos, me di cuenta de que Michael
había ido de gira por muchos países, pero había podido ver muy poco de ellos.
Bill Bray, su jefe de seguridad y ahora director ejecutivo, le encerraba en su
habitación por su propia protección y seguridad del resto del mundo. Bill Bray
también sabía que Michael tenía que dormir, así que se aseguraba de que Michael
estuviera en su habitación por la noche y se quedaba un rato haciendo planes
para la próxima parada del tour.
A veces Bill salía y dejaba a Michael con la puerta
de la habitación cerrada para que no pudiera salir. (Por su propio bien, no
salía solo a ninguna parte sin Bill Bray.) Michael me dijo que esto le hacía
sentir muy solo y abandonado. Pero, por supuesto, él entendía y apreciaba lo
que Bill Bray hacía por él, Bray había estado trabajando cuidando de Michael
desde que éste tenía cinco años de edad.
Algunas noches solitarias, me dijo Michael,
simplemente abría la ventana de su habitación y hablaba con la luna. La luna le
daba fuerza, energía, inspiración; se sentía reconfortado por su poder mágico.
Aunque no hubiera nadie más alrededor, al menos podía tener una conversación
con la luna.
Los lujosos beneficios de ser el Rey del Pop eran
soberbios, por supuesto. Era maravilloso viajar alrededor del mundo y visitar
magníficas ciudades y grandes hoteles, y Michael me dijo que recibía saludos de
Jefes de Estado y de muchas personalidades de Europa, Japón y China.
Pero debido al ritmo de viajes de Michael alrededor
del mundo, realmente no conseguía dormir ni descansar demasiado. A veces se
preocupaba por sus coreografías y también por las actuaciones musicales de
aquellos que trabajaban con él. Cada actuación original estaba centrada en
Michael y, siendo él reconocido como el más grande artista del mundo, ninguno
de los músicos, bailarines o cantantes podían dejar pasar la oportunidad.
Michael tenía que sentirse más que libre para bailar con completo abandono y
así poder conectar con sus fans.
Michael tenía muchas inspiraciones. A menudo se
refería a su madre, Katherine, como la fuente de inspiración para asistir a las
principales obras benéficas en muchas de las ciudades que visitaba. Michael
también alababa y ayudaba a los hombres y mujeres militares que ponían su vida
al servicio de nuestro país. Sus amigos especiales como Berry Gordy, Lionel
Ritchie, Smokey Robinson, Diana Ross, Elizabeth Taylor, Brooke Shields y muchos
cientos de otros artistas de talento que llegaron a su vida, eran también
magníficas inspiraciones.
Sus millones de fans eran parte genuina de la
extensa familia de Michael, desde que bailaba en la luna alrededor del mundo
convirtiendo los sueños en realidad. “Hacer el Moonwalk formaba parte de mi
alma y mi espíritu.” Me dijo. “Por eso bailé el moonwalk para Berry Gordy en
honor del 25 aniversario de Motown"
1 comentarios:
Fenomenal relación de hechos la que nos proporciona Gloria R. Berlin.
Mi pregunta era: ¿Qué ha sido y qué será de Neverland?. Ya Lady Gaga está dando respuestas.
Solo aspiro a visitar un día ese megasantuario, para que mi energía conecte con la del amado Rey del Pop.
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