Aquello de que con determinados amigos no hacen falta enemigos lo ha empezado a constatar esta semana el doctor Conrad Murray, el cardiólogo acusado de homicidio involuntario en la muerte deMichael Jackson, que se enfrenta a la posibilidad de pasar cuatro años en la cárcel y perder su licencia profesional.
En las 16 primeras jornadas del juicio al que está siendo sometido en Los Ángeles han pasado por el estrado 33 testigos que, con sus declaraciones, han ayudado a pintar un demoledor retrato del médico: inepto, oportunista, distraído... Por no hablar de negligente y, posiblemente, criminal. Eran testigos convocados por la fiscalía y Murray debió pensar que respiraría algo más tranquilo a partir del lunes, cuando empezaba el turno de que sus abogados llamaran a sus propios testigos. Pero lo que debía ser un dulce, tras tanta hostilidad, se amargó también.
El testimonio del doctor Allan Metzger, que durante más de tres lustros trató a Jackson por «un trastorno profundo del sueño», en principio estaba destinado a demostrar que los problemas del artista para conciliar el sueño venían de lejos y, como ellos, su adicción a potentes sedantes. Incluido el anestesiante propofol que, el 25 de junio del 2009, le acabó provocando la muerte. Pero cuando le llegó el turno a la fiscalía de realizar el interrogatorio a ese testigo convocado por los defensores deMurray, sus palabras se volvieron contra su colega.
AMIGO Y CONFIDENTE / «¿Usted le dio alguna vez propofol?», preguntó el ayudante del fiscal David Walgren. «Nunca», respondió de forma contundente Metzger, que llegó a ser amigo y confidente de Jackson. ¿Le convencería «alguna cantidad de dinero» para administrarle ese anestésico en su casa, fuera de un escenario médico?, profundizó el fiscal, aludiendo indirectamente a los 150.000 dólares mensuales que Murray cobraba por ser médico personal deJackson. «Absolutamente no», replicó el médico.Metzger aseguró también que, en abril del 2009, el autor de Thriller le llamó para pedirle medicamentos intravenosos para dormir, en concreto «algún tipo de anestésico», a lo que el médico se negó, ofreciéndole como alternativa una receta para dos tipos de pastillas. Fue en ese mismo mes de abril cuando Murray empezó a ejercer como médico personal de la estrella.
Algo más benévolo para el acusado resultó otro testigo convocado por sus abogados, que ayer volvió al estrado. Se trata de Cherilyn Lee, una enfermera que también trató el insomnio de Jackson, en su caso intentando ayudarle con suplementos nutritivos y otros métodos naturales. «Se quejaba de que tenía un problema para dormir y que todos los remedios naturales y todo lo que estaba haciendo no funcionaba. Cuando necesitaba dormir, lo necesitaba inmediatamente», declaró Lee.
POR VÍA INTRAVENOSA /
Lo que puede favorecer a Murray de ese testimonio es que la enfermera aseguró que le dio vitaminas y otros suplementos por vía intravenosa en febrero y marzo, lo que demostraría que Jackson ya usaba esa forma de medicación antes de que el acusado se incorporara a su equipo en abril.
Es una tesis, no obstante, que parece endeble. El doctor Steven Shafer, un anestesiólogo que el lunes fue el último testigo de la fiscalía, echó por tierra la idea de que Jackson se inyectara él mismo la dosis que resultó letal.
Se espera que la defensa de Conrad Murray llame a un total de 15 testigos y esta misma semana el jurado podría empezar a deliberar.
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