(BBC mundo)
Conrad Murray lleva 15 días frente al juez y el jurado de la Corte Superior de Los Ángeles que determinarán su destino: el cardiólogo era el médico personal de Michael Jackson y está acusado de homicidio involuntario.
Jackson murió en su casa de Beverly Hills el 25 de junio de 2009, a causa de una sobredosis del poderoso anestésico propofol, según se determinó en la autopsia. Por entonces, el cantante se preparaba para un regreso triunfal a los escenarios y tenía una exigente rutina de ensayos, mientras batallaba contra un insomnio severo.
Su médico pasaba todas las noches en la mansión atendiendo la principal preocupación del artista: ponerlo a dormir. Fue en la madrugada del 25 de junio de 2009 que el cuerpo del autor de "Thriller" no resistió las drogas, que ahora se intenta determinar si fueron suministradas por Murray.
Es un juicio cargado de detalles técnicos y especificaciones químicas, pero en el que además han salido a la luz algunos detalles hasta ahora desconocidos de las últimas horas de vida de este músico tan exitoso como excéntrico. ¿Cuáles son las revelaciones clave del caso? BBC Mundo le presenta los cinco puntos más relevantes.
Mala Praxis?
La fiscalía intenta probar que el médico Conrad Murray proveyó a Michael Jackson un exceso de propofol, una droga que se usa sólo en ámbitos hospitalarios para inducir o mantener la anestesia durante cirugías. Por lo que consideran ha sido una “flagrante negligencia” profesional, la dosis del sedativo resultó fatal, combinada además con otros ansiolíticos, como lorazepam, consumidos en las horas previas.
La defensa, en tanto, alegó en un principio que fue el mismo artista quien consumió una cantidad adicional de la droga en el instante en que el médico abandonó la habitación.
Así, el argumento para acusar a Murray es demostrar su mala praxis: según varios de los especialistas que testificaron en el caso, el anestésico no es un tratamiento apropiado para el insomnio, no debe ser administrado sin equipos de monitoreo (que no existían en la casa de Jackson) y, sobre todo, obliga al médico a no perder de vista a su paciente mientras está bajo los efectos de la droga.
La evidencia presentada indica que Murray salió de la habitación -la defensa alega que sólo durante unos minutos, para ir al baño- y que realizó varias llamadas a mujeres y envió correos electrónicos desde su teléfono en las horas críticas de la noche del 25 de junio.
Además, los registros de compra señalan que Murray solicitó una cantidad descomunal de propofol en los tres meses previos a la muerte de Jackson. Según el proveedor, el farmacéutico Tim López, el cardiólogo indicó que los frascos eran para su clínica en California, cuando en realidad no tenía tal consultorio y se dedicaba en exclusiva al cuidado hogareño de la estrella del pop.
Nicole Álvarez, pareja de Murray y madre de su hijo, testificó que había recibido en su apartamento las cajas con las botellas del sedativo, enviadas a nombre del médico, pero que nunca las había abierto ni había pedido detalles sobre su uso.
Especialistas en el uso de propofol fueron convocados por la fiscalía para testificar y, según coinciden los observadores, sus respuestas podrían complicar la situación del médico.
Nader Kamangar, experto en sueño de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), opinó que las prácticas de Murray, en cuanto a la prescripción y administración de cocktails de drogas para dormir, le resultaba “poco ética, perturbadora e incomprensible”.
"El señor Jackson estaba recibiendo una terapia inapropiada en un entorno hogareño, una terapia muy potente sin monitoreo”, afirmó Kamangar, en relación a la mezcla de diazepam, lorazepam y midazolam que, además del propofol, Jackson habría recibido en el término de las 10 horas previas a su muerte.
Otro de los errores, según el especialista, fue el de haber dejado las drogas al alcance de la mano de "un paciente que podía potencialmente tener un problema de abuso de drogas": en el juicio, se develó que los closets del cuarto de Jackson contenían toda clase de sustancias médicas.
Este jueves, subió a testimoniar el que es considerado un testigo clave de la fiscalía, el médico Steven Shafer. Experto en farmacología y responsable de redactar la información técnica de folletos que acompañan al propofol, Shafer indicó que la única manera en que Jackson puede haber recibido la cantidad letal de la droga es de manera intravenosa, mediante un tubo de goteo de fluidos, lo que coincide con la evidencia hallada en la habitación del artista.
"La posibilidad de una inyección auto administrada es extremadamente improbable... La gente no se levanta de la anestesia y corre a buscar una jeringa y a meterla dentro de la bolsa de fluidos por sí solo. Es un escenario alocado", expresó Shafer, quien enumeró 17 violaciones de los estándares de cuidado médico presuntamente cometidas por Murray.
En uno de los giros más sorprendentes en lo que va del juicio, la defensa retiró su principal argumento para probar la inocencia de Conrad Murray: que la superestrella del pop había ingerido la dosis fatal del anestésico a espaldas de su médico.
Esta línea de defensa había sido presentada por el abogado principal de Murray, Ed Chernoff, en su alegato inicial del 27 de septiembre. Pero, días después, otro de los abogados responsables, Michael Flanagan, indicó al juez que los estudios médicos encargados por su equipo para evaluar los efectos del consumo oral del propofol no habían dado los resultados esperados.
"No vamos a afirmar en ningún momento durante este juicio que Michael Jackson consumió oralmente propofol", dijo Flanagan. Según dijo, los análisis habían estipulado que el consumo del anestésico por boca tiene consecuencias "triviales".
El fiscal adjunto de distrito, David Walgren, y el juez del tribunal, Michael Pastor, parecieron sorprendidos ante la declaración, el pasado miércoles. Para los expertos en legislación consultados por BBC Mundo, el cambio de estrategia fue "desconcertante" y podría mostrar una debilidad de los defensores del médico.
Aunque el argumento se haya dejado de lado, los testigos de la fiscalía volvieron sobre el punto para probar que la autoadministración del propofol es "casi imposible".
El farmacólogo Steven Shafer indicó que, según los registros que Murray dio a la policía, la dosis de droga que el médico personal reconoce haberle administrado representa el 10% del total hallado en el cuerpo de Jackson en la autopsia.
Shafer se encargó, además, de desestimar la teoría inicial de que Jackson podría haber tomado el propofol por boca o bien varias pastillas de lorazepam, como había sugerido la defensa.
Durante el caso, muchos detalles hasta ahora desconocidos sobre la vida del misterioso Jackson salieron a la luz, entre ellas dos fotos postmórtem: una en su cama y otra desnudo en el hospital preparado para la autopsia.
Se supo el por caso, que el círculo íntimo del artista –desde su coreógrafo hasta su asistente personal- habían mostrado preocupación por su estado de salud en las semanas anteriores al 25 de junio. Varios de ellos dicen haber discutido con el médico Murray las alertas físicas y emocionales que veían y los hacían temer por su estabilidad.
Otros revelaron el caos que reinó en la casa de Beverly Hills en el momento en que se descubrió el cuerpo del cantante aparentemente sin vida: allí estaban los hijos mayores de Jackson, Paris y Prince, y allí estaba Murray intentando darle reanimación cardíaca mientras –según el testigo Alberto Álvarez, encargado de la custodia- pedía recoger frascos de drogas dispersos por la habitación antes de llamar a los paramédicos.
Se reveló, además, que el artista llamaba "mi leche" a la sustancia que causaría luego su muerte y pedía al médico que se la administrara para conciliar el sueño.
La defensa mostró evidencia de que el cantante sufría de un insomnio sostenido y severo: según los abogados, no se trataba simplemente de sueño escaso e interrumpido, sino de la imposibilidad completa de dormir durante días. Lo adjudican al demerol, una droga adictiva que genera alteraciones del sueño y que Jackson consumía presuntamente por indicación de un dermatólogo al que visitaba con frecuencia.
Pero quizás el testimonio más desgarrador vino de la voz de Michael Jackson: de una grabación realizada semanas antes de su muerte, hallada por los peritos forenses en el teléfono del mismo Murray, en la que hablaba de su niñez miserable.
"Mis presentaciones servirán para ayudar a los niños y cumplir mi sueño. Los amo. Los amo porque yo no tuve infancia", se lo escuchó con voz balbuceante, presuntamente bajo los efectos de alguna droga. El músico se proponía donar parte de las ganancias de su gira “This Is It!”, que nunca llegó a iniciar, a la construcción de un hospital infantil.
Además de las revelaciones, el caso ha estado también marcado por los silencios: aquello que en estos 15 días no se ha dicho, bien por falta de respuestas certeras o porque el procedimiento judicial estadounidense tiene reglas estrictas sobre las cuestiones que compete debatir.
Así, por caso, no está permitido referirse a la presunta adicción de Jackson a las drogas en términos generales, ni aludir a las acusaciones de abuso de menores que rodearon al cantante a comienzos de los años ’90.
La defensa había solicitado discutir la requisa realizada en Neverland, el rancho mansión del cantante, en ocasión de aquellos casos, porque podrían haber demostrado que el músico ya tenía drogas anestésicas en su poder mucho antes de que Murray comenzara a tratarlo.
Pero el pedido fue desestimado por el juez, que señaló que la posesión de drogas en el pasado así como cualquier alusión a su carácter y sus presuntas desviaciones sexuales "son fundamentalmente irrelevantes" y "no prueban absolutamente nada sobre lo ocurrido en 2009".
Tampoco el médico dermatólogo que trataba a Jackson ha sido aceptado en la lista de testigos: la defensa ha invocado el nombre de Arnold Klein repetidas veces para sugerir que éste –un personaje conocido entre las estrellas de Hollywood, que ha atendido a Elizabeth Taylor y Dolly Parton entre muchas otras- le habría generado una adicción al demerol que agravó su insomnio.
Hay más preguntas que sobrevuelan: ¿cómo es que, por ejemplo, Murray tenía una grabación de Jackson en su teléfono? Las especulaciones al respecto son varias, pero la más repetida es que las quería de recuerdo o para impresionar a sus conocidos.
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