La muerte mitificó a Michael Jackson en 2009, un año de ficción real


La realidad y la ficción confundieron al mundo en 2009 cuando en junio la muerte de Michael Jackson lo convirtió en un mito, mientras hervía una fiebre por la desempleada escocesa Susan Boyle con la misma velocidad que un culebrón de pasiones destruía el aura de Tiger Woods.
Una mezcla letal de sedantes terminó con la vida de Jackson tras suplicar a su médico que lo anestesiara para dormir, a pocos días de que el otrora niño prodigio de la música e indiscutible monarca del pop en la década de 1980 quisiera regresar a los escenarios de Londres con 50 años, físicamente transformado pero con plenas capacidades artísticas, como mostró su documental póstumo "This is it", que entre octubre y noviembre recaudó más de 252 millones de dólares.
Las idas y vueltas de un funeral que se realizó más de dos meses después de su muerte en Los Angeles (California, oeste) auparon miles de teorías conspirativas sobre la desaparición del Rey del Pop, calificada por la Policía como un homicidio que apuntaría a su doctor Conrad Murray.
El fallecimiento de la voz de "Thriller" fue el más notorio dentro de una serie de obituarios que este año incluyó figuras clave de los 80: pocas horas antes de ese jueves 25 de junio que marcó la lápida de Jackson, un cáncer anunciado se llevó a Farrah Fawcett, el rostro más popular de "Los Angeles de Charlie".

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