El legado de Michael Jackson
La última imagen que nos deja probablemente completa el perfil del personaje en el que se convirtió, pero Michael Jackson deja una huella profunda que le sitúa a la altura de los más grandes en la historia de la música contemporánea. Hay muchas cosas que hoy no serían como son sin el más pequeño de los Jackson Five.
No nos quedemos con sus últimas apariciones públicas. Michael Jackson era un supertodado para la música, poseía oído absoluto (capacidad de identificar una nota sin ningún tipo de referencia) y su rango de voz llegó a abarcar cuatro octavas. Esas cualidades de genio le llevaron a hacer cosas sin las que no entenderíamos el negocio de la música tal y como es hoy en día.
La última imagen que nos deja probablemente completa el perfil del personaje en el que se convirtió, pero Michael Jackson deja una huella profunda que le sitúa a la altura de los más grandes en la historia de la música contemporánea. Hay muchas cosas que hoy no serían como son sin el más pequeño de los Jackson Five.
No nos quedemos con sus últimas apariciones públicas. Michael Jackson era un supertodado para la música, poseía oído absoluto (capacidad de identificar una nota sin ningún tipo de referencia) y su rango de voz llegó a abarcar cuatro octavas. Esas cualidades de genio le llevaron a hacer cosas sin las que no entenderíamos el negocio de la música tal y como es hoy en día.
Con Michael Jackson las imágenes que acompañaban a la música en televisión dejaron de ser músicos tocando y poco más o dejaron de ser cortos de serie B. Sus vídeoclips unieron las superproducciones cinematográficas con la música. En el álbum 'Thriller' estalló todo. Apuntó maneras con 'Beat it' pero sentó cátedra con la dirección de John Landis en la canción que daba nombre al disco. Su historia de zombies se estrenó en televisión como si de una película se tratase, y dejó a medio planeta temblando de miedo (sí, entonces daban miedo esas cosas).
A partir de ahí cada estreno de un vídeoclip de Jackson se convirtió en un acontecimiento mundial. Del álbum 'Bad' salieron dos joyas como 'Smooth criminal' y 'Bad'. Ya en 'Dangerous' descubrimos el maravilloso mundo de la tecnología 'morphing', que permitía cambiar las caras en el vídeo de 'Black or white'. El nivel presupuestario era altísimo, así que en 'Remember the time', una superproducción sobre el antiguo Egipto, llegó a contar con el actor Eddie Murphy y con la modelo Iman.
El baile, parte del espectáculoLas coreografías dejaron de ser algo para abuelos. Michael Jackson, influenciado sin duda por los primeros pasos callejeros del 'hip hop', hizo del baile una parte más de su obra. Su 'moonwalk' se hizo tan conocido como muchas de sus canciones, y es prácticamente imposible recordar sus temas sin imaginarse detrás una banda de pandilleros, una legión de zombies o un ejército entero bailando.
Las giras mastodónticas
La fuerte carga visual de los vídeos de Michael Jackson se trasladaba a los escenarios cada vez que emprendía una gira. Él fue uno de los primeros, si nos olvidamos del glam setentero, en invertir en espectáculos que superaban lo nunca visto. Durante varios años se repartieron ese mercado entre él y Madonna. Y compitieron a muerte. Ambos optaban por la última tecnología, decenas de bailarines y extras, espectaculares efectos de sonido, etc. Eran tiempos en los que las estrellas, básicamente por cuestiones de mercado, brillaban con una fuerza que después no se ha vuelto a ver. Ahora tan sólo U2 o AC DC se atreven a invertir tanto dinero en dos horas de espectáculo.
El lado benéfico del pop
En este caso Michael no inventó nada. Sencillamente le dio un empujón a ese lado altruista que siempre ha tenido la música popular. Fue su figura, sin duda la más popular durante la década de los 80, la que le dio un punto extra al asunto. Si Michael Jackson se metía en algo una noticia creada para cerrar un telediario se convertía en apertura.
De ese modo, en 1985, todas las televisiones del planeta nos mostraron durante meses el vídeoclip de 'We are the world', una canción que Jackson compuso junto a Lionel Ritchie y que contó con la producción de Quincy Jones. En ella participaron 45 músicos, entre los que destacaba gente como Stevie Wonder, Paul Simon, Tina Turner, Billy Joel, Diana Ross, Bruce Springsteen, Bob Dylan, Ray Charles, Bob Geldof o todos los hermanos Jackson. Los beneficios de la canción se destinaron a intentar paliar el hambre en Etiopía.
A título de curiosidad Madonna no pudo participar porque estaba de gira, Prince rechazó entrar en una sala con tantas estrellas juntas y Liza Minelli también se negó a participar.
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