El Verdadero Michael Jackson



En 1996 Patricia Godes y su hermano Ramon han escrito sobre Michael Jackson año de publicación del libro.


Todo el planeta conoce sus triunfos y son cientos de millones los discos que ha vendido. Es uno de los hombres más ricos, famosos y admirados del mundo y eso no se perdona. Miles de rumores extraños, noticias falsas y semi-verdades aparecen de continuo en los medios con el único fin de desacreditar al que es, sin duda, el cantante popular más importante en la historia.


No hablemos de sus operaciones plásticas, ni de su zoo particular, ni del Hombre Elefante, ni de Elizabeth Taylor. Hablemos únicamente de su música. Una treintena de magníficos álbumes en veinticinco años, es una obra sólida. Demasiado sólida como para que se venga abajo por capricho de periodistas celosos que buscan el escándalo publicitando supuestas excentricidades.


La prensa nunca habla de la música de Michael Jackson. Pero la realidad es que es un artista cada vez más inquieto y comprometido que continúa creciendo musicalmente. Hay que hacer desaparecer la cortina de humo que impide ver las enormes cualidades de su personalidad creativa. Simplemente con el análisis concienzudo de su trayectoria aparece un nuevo Michael Jackson muy distinto del que retratan periódicos, revistas y televisión. Un Michael Jackson mucho más simpático, mucho más interesante y, sobre todo, mucho más valioso. Es el verdadero Michael Jackson, el único que hay que tener en cuenta, el que seguirá vivo incluso cuando su manipulada fisonomía haya dejado de estar entre nosotros...


Recordman mundial en ventas de discos, Michael Jackson es un perfecto desconocido para el público. Una larga serie de rumores, escándalos y noticias contradictorias y sensacionalistas han servido para esconder al verdadero Michael Jackson de los ojos de todos, detractores y admiradores. Si Michael tiene un lado humano, el cual, sin lugar a dudas debe existir, nadie puede captarlo debajo de la caricatura casi cibernética que la publicidad y los periodistas han dibujado.


El Michael que ama a los animales, juega con sus sobrinos y los hijos de sus amigos (nota: ahora con sus propios hijos), come verduritas y quiere vivir siglo y medio, tiene tan pocos visos de ser real como su personaje en la serie de dibujos animados de los Jackson 5, o el papel que interpreta en el filme Moonwalker que, para hacerlo todo más confuso, para
mezclar más a fondo realidad y ficción, se llama también Michael, aunque puede convertirse en robot, en platillo volante, en niño y hasta en conejo.

No cabe duda de que Michael lleva muy mal el peso de la fama. Su autobiografía Moonwalk es
prácticamente una colección de excusas no pedidas; en sus páginas Michael explica por qué hizo lo que hizo en cada ocasión. Habla mucho de música, de sus discos, de las sesiones de grabación..., pero muy poco de sí mismo. Describe minuciosamente sus pasos, gestos, incluso la ropa que llevaba en cada momento, pero no cuenta nada personal. Eso sí, a pesar de los pesares, se retrata a sí mismo como un personaje inseguro e hipersensible, cuya carrera en el show-business estuvo en serio peligro a causa de un ataque de acné juvenil, o cuya relación con Quincy Jones estuvo a punto de verse frustrada por culpa de un error suyo de pronunciación.

Pero, puede ser Michael tan endeble como parece?, puede alguien tan débil y tímido a la vez ser el intérprete dotado de un magnetismo irresistible que domina y enloquece a los espectadores de todo el mundo sea cual sea su edad, su cultura o sus gustos musicales?. En su libro, Michael da a entender que sí, que él es a la vez, Jekyll y Hyde, y que se transfigura en cuanto pisa un escenario, un plato o un estudio de grabación. Michael Jackson ha pasado ya a la historia y, seguramente, se dirán miles de millones de palabras sobre él, sonarán sus canciones millones de veces, se revisarán sus actuaciones, se releerán sus entrevistas y su libro, pero se conocerá muy poco sobre su verdadera personalidad...


...Lo único que pueden hacer los admiradores de ese Michael huidizo, que no concede entrevistas y que no posa ni actúa si no es cubierto de una espesa capa de maquillaje teatral, es centrar su atención en su maravillosa música y mantener la esperanza de que una mayor familiaridad con su obra puede aportar una comprensión mayor de su persona, lo que si no lo logran, tampoco tendría excesiva importancia, porque: No es suficientemente expresiva su voz?. No son suficientemente magnéticas sus interpretaciones para necesitar una explicación de las mismas?. No es suficientemente atractiva su figura misteriosa e incomprensible para que la desaparición del misterio pueda aportar algo más?.
Michael Jackson pertenece por entero a la época en que vive, y su existencia, así como su popularidad, no podrían haberse dado en ningún otro momento.

Hacer el retrato robot de Michael Jackson es muy fácil. De sobra se han ocupado los medios de comunicación de divulgar una imagen estereotipada, con sus supuestas manías y locuras, que nadie se preocupa en poner en duda. Se han dado por sentado muchos más tópicos sobre su persona que acerca de cualquier otro personaje público. Cuál es la fascinación que ejerce sobre el público?. Cómo se explica la devoción que
sienten por él millones de personas de todas las razas, edades y condiciones?. Por qué nadie se preocupa de analizar el artista que existe debajo del maquillaje y del fijador de pelo?.

Existen, sin duda, varias cosas sobre Michael Jackson a las que habitualmente no se presta atención. Que estamos, por ejemplo, ante uno de los más técnicos y mejor dotados cantantes de las últimas décadas, capaz de cantar en varios registros diferentes y modular a la perfección en todos ellos... claro que, siendo el principal problema de Michael Jackson el haber llegado a un público excesivamente grande, en el que se supone que un sector no aprecia todo ese trabajo, toda esa inventiva y sobre todo, ese dominio técnico no es un absoluto valorado. Resulta dramático pensar que, de hecho, nadie sabe ni lo que es, ni lo que supone, ni el mérito que tiene cantar bien...
Pero Michael, además de ser dueño de una gran maestría, es un intérprete fuera de serie, expresivo, intenso y sincero. Los legos en la materia no son capaces de comprender cómo un cantante puede identificarse con una canción que no ha compuesto y que puede o no tratar un tema o una situación que, en la vida real, le haya afectado...


¿Cómo nadie, entre los miles de desocupados que han escritos sobre él, han sido capaz de captar esos detalles únicos, pero innumerables, de su larga carrera?. Cómo, ante tanto talento, hay quien prefiere fijarse en su nariz o en su mono?. Por qué capricho del destino nadie con un mínimo de sensibilidad musical nunca ha sentido la necesidad de dar públicamente su opinión?...


Pero, claro, del mismo modo que sus detractores no necesitan conocer su trabajo musical para condenarle, sus admiradores, deslumbrados por su insólita y fascinante personalidad, se sienten atraídos hacia él sin necesidad de hacer un estudio musicológico de su trayectoria. Es curioso, y quizá sean dos cosas que deben ir necesariamente unidas, que el artista genial y el creador innovador e individualista esté dotado de una personalidad peculiar e inexplicable.


Resulta increíble que sus seguidores más acérrimos se tomen en serio todos los bulos y rumores que circulan sobre él. Es que nadie sabe que el papel de una agente de prensa es, precisamente, hacer que se hable de su representado en todas partes, a todas horas y por cualquier motivo?... Evidentemente, el talento no puede hallarse nunca en un hombre vulgar: Michael es, sin duda, un joven retraído, seguramente deslumbrado y quizás, aplastado por su propia fama, alguien que ha tenido una vida fuera de lo corriente, con experiencias que los demás nunca conoceremos, y por el contrario, que no ha podido vivir las cosas y aventuras de una vida normal...


Michael Jackson es una persona con una multitud de facetas que inevitablemente desconcierta a quien no se toma la molestia de analizarle con un mínimo de rigor y fidelidad a la historia. Por cierto, no resulta alarmantemente curioso que sean siempre los mayores quienes le echan en cara sus supuestas extravagancias?. Ninguno de sus admiradores más jóvenes, y todos conocemos la legión de niños que le sigue devotamente, se sienten escandalizados ni por los retoques de su nariz, ni por su predilección por los monos, serpientes y jirafas. En ese sentido, Michael es un símbolo generacional, una muestra viviente del enorme cambio que está dando el mundo y de cómo se niegan a reconocer que así es y que son ellos los que se han quedado atrás... Es evidente que en la maraña de noticias y rumores que se ha tejido alrededor de Michael hay muchos puntos absurdos e incomprensibles que nunca podremos comprobar si son ciertos o no, y que no hacen sino otorgar un aura de locura y extravagancia a alguien que en ningún momento encaja en los presupuestos establecidos acerca de cómo debe comportarse un cantante de éxito. Es cierto que los admiradores de Michael piensan que el misterio no hace más que añadir mayor grado de fascinación al personaje y sus detractores continúan hallando, en cualquiera de sus acciones, nuevos motivos para condenarle y odiarle. En fin, aunque algo estúpidas, así es como están las cosas.


¿Qué se puede hacer?. A estas alturas y con esos deslumbrantes y nunca antes alcanzados niveles de popularidad, asumir la defensa de Michael Jackson es algo gratuito e inútil.
Pero hay un aspecto muchas veces discutido en los últimos años que merece comentario aparte. Se trata del supuesto rechazo de su negritud, una acusación lanzada contra él con curiosa insistencia. De dónde salen esos repentinos defensores de la música y la cultura negroamericanas?. Por qué no se toman tan a pecho los abusos cometidos con el patrimonio musical negro por tantas vedettes del mundo musical, desde Los Beatles y los Rolling Stones hasta U2?. Esos defensores de la conciencia racial negra, por qué no exigen el mismo compromiso a las Whitney Houston o Bobby Brown tan de moda?. Y por fin: de dónde se deduce esa renuncia de Michael a sus raíces?. Nadie como él muestra más respeto a la tradición musical negra, principal patrimonio de su raza en los Estados Unidos; su libro está plagado de citas, nombres y alusiones; reconocer en su estilo las huellas de James Brown y Jackie Wilson es fácil...
En ese aspecto, el papel jugado por Michael es definitivo. A pesar de su empeño en llevar un maquillaje demasiado blanco, para muchos seguidores sus discos han supuesto una primera apertura hacia la música negra estadounidense...

Michael supone la encarnación más perfecta del buscador y del insatisfecho. Ninguno de sus discos repite el esquema del anterior y cada uno constituye una pieza única en una trayectoria perfectamente encadenada, siempre en dirección al futuro...

Resulta muy fácil comprender el éxito de Michael, pero y ese odio que sienten por él unos cuantos?.
Tan extraña e incomprensible es su persona y tan grande su popularidad que se convierten en un ultraje para los planteamientos de muchos, pero eso es, en definitiva, parte de su encanto y de su fuerza y, por supuesto, prueba irrefutable de que no es un producto de marketing ni un "bluff" de la industria, sino un artista complejo y real y un personaje problemático, innovador y nada convencional: Único, irrepetible y fascinante.




Fuente: Fragmento del Libro "Michael Jackson" de Patricia Gode y Ramón Godes

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