"Me demoré dos días en asumir que Michael Jackson había muerto"



Lionel Ritchie habla de su debut en Chile el próximo miércoles, en Movistar Arena, y de su relación con el fallecido artista.
por Claudio Vergara


La vida de Lionel Richie (61) se asemeja a un eterno videoclip ochentero. Como All night long, uno de sus mayores himnos, donde avanza con prestancia por un vecindario rodeado de chicos y chicas que sólo quieren divertirse.
"Hay que vivir todo con relajo. Esta semana vengo llegando de unas vacaciones en las Bahamas, donde yo solo estuve a cargo de siete niños: mis dos hijos (Miles, de 15, y Sofía, de 11, de su matrimonio con Diane Alexander) y sus cinco amigos más cercanos. Es poco lo que pude descansar así, con ese desorden, pero me encantan esos momentos", relata a La Tercera con cierto orgullo y relajo y al teléfono desde su residencia en Los Angeles, una de las voces capitales del R&B y el pop negro estadounidense y uno de los pocos que en los 80 logró ganar un nombre en los rankings entre el reinado de Michael Jackson y Prince.
Pero no sólo las Bahamas y sus dos hijos le han enseñado al ex vocalista de The Commodores a comenzar su tercera edad con moderada serenidad. "Cuando miro mi lista de canciones, todo lo que puedo tocar en un show, pienso: tengo temas de los 60, los 70, los 80, los 90 y hasta del nuevo siglo. Y eso me hace sentir muy viejo. Además, ahora hasta agradezco que todo es más cómodo y no tengo que usar esos terribles zapatos de plataforma de los 70, ja. Por eso hay que disfrutar del aquí y el ahora y de las nuevas generaciones. En un momento te das cuenta que ya no habrá más", asegura ante una trayectoria que hoy enfila hacia la veteranía, que ya suma cuatro décadas, cinco premios Grammy, un Oscar y que hoy sólo está remitida al nicho del pop adulto, pero que lucirá por primera vez el miércoles 25 en el Movistar Arena de Santiago.
Será su primera vez en Chile -en un exclusivo tour latino que sólo incluye, además, a Brasil- y el cantante sabe del carácter estelar de la cita. "Como es mi primera vez allá, voy a tocar de todo. O sea, desde mi primera etapa en The Commodores, con temas como Easy, hasta mi último álbum de 2009, Just go. Tiene que ser un regalo a una audiencia que me ve por primera vez. No sé cómo tardé tanto en ir, tengo amigos chilenos en Londres y Los Angeles, básicamente abogados, que me han hablado de lo apasionado y sentimental del público de Santiago", detalla el hombre de Hello y Say you say me.
Sus amigos
Pero a Richie no sólo le basta con mirar su generoso legado de composiciones para sentir que el tiempo pasa. Por momentos, también, mira su lista de cercanos que han partido en los últimos años y se detiene en el más importante: Michael Jackson, uno de sus mayores amigos en la industria de la música y el hombre al que se unió en 1985 para escribir We are the world, el himno benéfico que marcó para siempre el matrimonio entre el pop y las buenas causas. Incluso, lo conoció mucho antes, en 1972, cuando The Commodores fichó por el histórico sello Motown y se convirtió en los teloneros oficiales de The Jackson Five. Como una vuelta de mano póstuma, Richie fue una de las figuras centrales -y uno de los actos más conmovedores- del memorial en que se despidió a Jackson en el Staples Center, de Los Angeles.
"Uuuuuf, qué terrible recuerdo lo de Michael", suspira al recapitular la tarde del 25 de junio de 2009 en que falleció el "Rey del Pop". Luego sigue: "Estaba en un restaurante de Los Angeles y algo escuché que le había dado un paro cardíaco. No le creí mucho, pero pensé: 'esta debe ser otra recaída de Michel y de ésta nuevamente sabrá salir'. Hasta que alguien me llamó por teléfono para decirme que había muerto. Pensé que era una pitanza, una broma. Pregunté varias veces, no lo podía creer. Me demoré dos días en asumir que había fallecido. No daba crédito. Fue el más grande de todos. Lo extraño muchísimo".
Más allá de resaltar su talento y profesionalismo -"era una máquina para trabajar en el estudio", puntualiza-, el cantante subraya que su mejor capítulo con Jackson no guarda relación ni con un disco ni con una inspiración creativa; tiene que ver con una serpiente: "Muy contrario a lo que se cree de él, era el hombre más divertido del mundo. Venía con una broma nueva cada día, te sorprendía. Una vez llegó de sorpresa con una serpiente y la puso debajo de los discos que grabábamos y luego en el piso. Nadie lo advirtió. Empecé a gritar, estaba casi a punto de matarlo y él me dijo, con su voz típica: 'Lionel, es sólo una broma'. Así era. Lástima que nunca iba a ser un tipo normal, aunque lo hubiera querido, aunque luchó por ello, nunca lo iba a conseguir".
Hay otro amigo que el estadounidense ha visto desaparecer de su agenda en los últimos años. Menos conocido para las masas, pero no menos esencial en su formación: Milan Williams, tecladista fundador de The Commodores en los 60, murió de cáncer en 2006. "Cuando él falleció, todos los Commodores nos dimos cuenta de una cosa: ya no podemos esperar más para juntarnos de nuevo. Ahora es cuando, porque ya no somos jóvenes. Por eso, por nuestra popularidad y porque siempre me lo preguntan en las entrevistas, puedo adelantar que la formación histórica de The Commodores se reunirá el próximo año o el subsiguiente para un tour. Lo hemos conversado y no pasará de ese plazo, porque no podemos seguir esperando. Además, muchos fans se merecen vernos de nuevo", adelanta en torno a su banda madre, de la que se separó en 1982 y a la que se ha unido en presentaciones y fiestas muy esporádicas en los últimos años.
Pese a que su discurso parece encapsulado en el pasado, el intérprete también arroja futuro: para antes de fin de año prepara un álbum de música country y dice que ama a muchos insignes de la música actual. "Admiro a los raperos, no podría hacer algo así", comenta, pese a que su último trabajo, Just go, editado en mayo del año pasado y que tuvo buenos dividendos en los charts de R&B, precisamente contó con la producción de la superestrella de la música negra Akon, uno de los productores más rentables del pop actual y la firma tras algunas de las travesías de Gwen Stefani, Lady Gaga y Leona Lewis.
Lionel Brockman Richie, su verdadero nombre, explica: "Fue un intento por acercarme a la nuevas generaciones. Estoy consciente de que mi música, más melódica, con otra intención, ya no tiene la cabida de antes. Hay que reconocer que el hip hop y la música negra de este tipo es lo que manda, lo que tiene el poder. Y está bien que sea así, porque son músicos impresionantes".

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