Pasión y caída de Michael Jackson. In memoriam.


Por
Juan Trancos Garcia (QUEN POMPO)
Michael Jackson es al Pop lo que Kant a la filosofía o lo que los Simpsons al humor: una revolución que sentó las bases para la comprensión moderna de la palabra. En un momento en el que el pop decaía en favor del metal o el punk, un heroe salió e invirtió esta crisis para toda la eternidad. Pero este triunfo del Pop también es una historia de gloria y caída. El objetivo de esta entrada es narrar brevemente el proceso cristológico de Michael Jackson: cómo hizo algo totalmente innovador, pero cayó repitiéndolo.
El Pop es el único dios, y Andy Warhol, su profeta, predijo la llegada de un rey que llevaría la impronta del renacer musical y que, cambiando de color, cambiaría el mundo:
Un artista es alguien que produce cosas que la gente no necesita tener pero que él, por alguna razón, piensa que sería una buena idea darles.
Las atracciones más interesantes son entre dos opuestos que nunca se encuentran.
El primer hombre en intentarlo sin apelar a la esprirtualidad de su acto, ni al arte por sí mismo, fue Michael Jackson.
Michael Jackson pudo ser un cantante normal en un doro familiar. Pero la historia demandaba cosas grandes y opuestas en ese momento: mejorar la musica dance y trascender verdaderamente a la musica disco. Thriller y el espectáculo de Thriller pudo satisfacerlas espectacularmente. Esa canción fue épica al grado de definir la decada de los ochenta porque tenía una energía nunca antes vista en un empaque estético nunca antes mostrado.
La grandeza no podría sino aumentar. Los agregados visuales a Michael Jackson (ya no el hombre, sino la idea) elevaron el pop a arte. La chaqueta roja, el guante blanco, el moonwalk son obras de un genio. No sólo eso, sino la posibilidad de cambiar de color. Nada que hoy sea pop puede dejar de reconocer su influencia en la estética de Jackson. Tras Thriller, siguió una aplanadora de exitos: “Billie Jean“, “Beat It,” y “Wanna Be Startin’ Somethin’.



Sin embargo, la caída era un proceso inevitable. Warhol profetizó también que el Pop debía buscar lo efímero para existir. Michael Jackson cayó en la trampa de ser uno y no varios. Su estilo permaneció y se comprometió con causas sociales.
La decadencia fue inevitable. Los escandálos no se perdonaron ni lo nuevo volvió a escucharse. El Rey se retiró a sus aposentos a vestir su traje invisible. Décadas pasaron si saber de él. Pero el hombre era mortal y muriendo, redimió al Pop.

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